Pero a la semana o a los días de haber empezado nuestra rutina de gimnasia, ejercicios o de algún deporte que nos hayamos propuesto a hacer, nos comienza a invadir la flojera, el desgano, y así vamos dejando pasar un día, luego dos, hasta ir abandonando poco a poco nuestro propósito y quedarnos como empezamos... o peor.
Visualízate todos los días en cómo quedarás una vez que pase el tiempo requerido de tu rutina de ejercicios. Cómo esos vestidos y pantalones que tuviste que dejar porque no te entraban, ahora te quedarán de nuevo; cómo tu figura volverá a verse como quieres, y sobre todo, cómo tu salud mejorará. Conforme pase el tiempo y logres vencer la pereza, se te hará mucho más fácil hacer deportes y ejercicios.
Finalmente, no veas el hacer deportes o ejercicios como la prolongación del trabajo, o de una experiencia rutinaria y monótona, sino como un momento relajante y enriquecedor, que no solo moldeará tu figura y desaparecerá tus concentraciones de grasa, sino que te hará sentir mejor en general, levantará tu estado de ánimo, y te devolverá las energías que una vida sedentaria y verdaderamente rutinaria absorben.
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